Aprender a nadar en la niñez puede ser tan importante como aprender a leer, escribir, calcular. La práctica física provoca mejoras en todas las dimensiones:

  • Físico
  • Motriz
  • Emocional 
  • Social
  • Cognitiva

De ahí que creemos que la actividad acuática es beneficiosa y necesaria para el buen desarrollo y que todo niño debería experimentar.

La diferencia entre estimular a alumnos competentes a alumnos competitivos

La competencia acuática es un conjunto de conocimientos, procedimientos y actitudes que el ser humano necesita para solucionar problemas, situaciones y disfrutar en los diferentes ambientes acuáticos, esto prácticamente todos pueden lograrlo.

La natación como un deporte competitivo es para un porcentaje de personas muy bajo, donde claro se debe de ser competente para luego ser competitivo, para nada es malo, lo malo es pensar que todo alumno que pase de la puerta a la piscina quiere ser un atleta y competir.

¿Para qué adentrarnos a la práctica acuática? 

A veces se suele argumentar diferentes razones para proponer tomar clases acuáticas o aprender a nadar en las edades infantiles.

  • Razones médicas: la natación (clases acuáticas) es una de las actividades más recomendadas en el mundo por pediatras cuando existen afecciones respiratorias como es el caso del asma.
  • Fortalecimiento muscular: debido a la poca restricción en cuanto a la gama de movimientos que presenta el medio acuático, la estimulación a moverse y la resistencia del agua en cualquier plano de movimiento.
  • Socialización: desde la Matronatación (a partir de los 6 hasta los 36 meses ) podrá conocer e interactuar con otros bebés, padres de familia de la mejor manera ya que estará acompañado por uno de ellos en todo momento, en la edad preescolar es importante que aprenda a esperar turno, a seguir pequeñas instrucciones, en fin en cualquier edad la práctica acuática correcta eleva la confianza de quien la realice.
  • Supervivencia: adquirir competencias acuáticas disminuye el riesgo de ahogamiento aunque todo programa debe de complementarse con un plan de seguridad acuática, concientización de los padres o encargados del infante, la seguridad siempre es primero.

¿Desde cuándo?

Cada vez hay más programas desde algunos meses de nacido, más información y respaldo en estos programas, cabe mencionar que cada propuesta debe ser fundamentada en el respeto del desarrollo natural del niño o niña y no ofrecer volverlos pequeños atletas, las medidas higiénicas como la calidad del agua no es negociable.

Pedagogos como ( L. Diem 1978),( Moreno y Borges 2009) el medio acuático se convierte en un en un espacio de desarrollo infantil.

¿Y qué se debe enseñar?

Como anteriormente se mencionó, cada uno de los programas debe tomar en cuenta las etapas y necesidades propias de la edad.

  • Matronatación: este programa debe de estar dirigido al desarrollo de competencias socioafectivas (interacción, mirada sustentada, imitación, gestualización, afiliación) y no al logro de habilidades natatorias. el cual consiste en una manera de estimular en el agua las múltiples inteligencias del bebé, además es una gran oportunidad para que los padres sean parte integral del proceso de estimulación integral de sus hijos aprovechando este medio.
  • Niños en edad Preescolar (de 3 a 6.11 años) El objetivo principal es ofrecer al alumno la atmósfera ideal de relación con el agua y con los demás que le permitan enriquecer su desarrollo armónico, tanto afectivo, cognitivo, social y por supuesto psicomotor. Aprender a nadar con versatilidad y variabilidad, tanto nados técnicos (acorde a su edad) como múltiples opciones de nados naturales. El enfoque social está dirigido a su adaptación al trabajo en grupos y aprender a respetar reglas, límites y a ser tolerante y respetuoso de sus compañeros, así como para seguir instrucciones del educador.

La niñez es una etapa de vida donde es más fácil inculcar valores y hábitos que le ayuden con su buen desarrollo y sean base sólida para ser un adulto feliz, sano y funcional. ¡Nos vemos en Big Blue!